TABLAS DE DAIMIEL: qué ver, cómo llegar y por qué visitarlo
un paraíso natural que merece ser vivido
En pleno corazón de Castilla-La Mancha, entre las suaves llanuras de Ciudad Real, se esconde uno de los tesoros ecológicos más singulares de Europa: el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Un lugar donde el agua, la tierra y el cielo se funden en una sinfonía perfecta de vida, paisaje y biodiversidad.
¿Lo conoces? Si aún no lo has visitado, sigue leyendo. Y si ya lo hiciste alguna vez, puede que ahora sea el momento perfecto para volver.
Foto por Samuel Sanchez
¿Qué son Las Tablas de Daimiel?
Las Tablas de Daimiel no son solo un humedal. Son el último representante de un ecosistema llamado “tablas fluviales” en Europa Occidental. Se forman cuando los ríos Guadiana y Cigüela se desbordan suavemente al chocar con terrenos planos y un acuífero subterráneo. El resultado: lagunas temporales, caños, pasarelas sobre el agua y una riqueza biológica difícil de imaginar en pleno centro peninsular.
Declarado Parque Nacional en 1973 y reconocido como Reserva de la Biosfera por la UNESCO, este espacio protegido de más de 3.000 hectáreas es un auténtico oasis para las aves, y un remanso de paz para quienes buscan reconectar con la naturaleza.
Un santuario para la vida
La biodiversidad aquí es abrumadora. Más de 250 especies de aves encuentran refugio en sus aguas: desde el elegante somormujo lavanco, pasando por el simpático zampullín chico, hasta el colorido pato colorado, emblema del parque.
Y no solo hay aves. También podemos ver nutrias, jabalíes, ranas, galápagos, peces e incluso algunas especies vegetales únicas como la masiega, que crece solo en aguas puras y claras.
Si eres amante de la fotografía, la observación de aves o simplemente disfrutas del aire libre, este es tu sitio.
Rutas para disfrutar (gratis y para todos)
Una de las grandes ventajas de Las Tablas es que son fáciles de visitar y están muy bien adaptadas. Algunas rutas recomendadas:
Ruta Isla del Pan (2 km): probablemente la más emblemática, con pasarelas de madera sobre el agua y miradores.
Laguna Permanente (800 m): ideal para los que quieren un paseo corto pero lleno de vida.
Torre de Prado Ancho (1,5 km): excelentes vistas panorámicas del humedal y sus aves.
Además, la entrada es gratuita y hay un centro de visitantes muy bien equipado, el Molino de Molemocho, donde puedes aprender más sobre el entorno antes de salir a caminar.
¿Cuándo ir?
Aunque Las Tablas se pueden visitar todo el año, los mejores momentos son el amanecer o el atardecer, cuando la luz acaricia el agua y las aves están más activas. Si quieres evitar el calor del verano, opta por primavera u otoño.
Gracias a las lluvias recientes, gran parte del parque ha recuperado su esplendor. ¡Es una oportunidad perfecta para verlo en uno de sus mejores momentos en años!
¿Y su conservación?
Como todo ecosistema delicado, Las Tablas enfrentan desafíos. La sobreexplotación del acuífero y los cambios en los usos agrícolas han reducido su superficie inundada. A pesar de ello, gracias al esfuerzo conjunto de instituciones, científicos y ciudadanos, hoy el parque está resistiendo y mostrando signos de recuperación.
Visitarlo no solo es disfrutar de su belleza, sino también poner en valor su importancia y apoyar su futuro.
¿Te animas a visitarlo?
Las Tablas de Daimiel no necesitan filtros. Solo tus ojos, tus sentidos y unas buenas botas para recorrerlas. Este rincón único de la península es un recordatorio de lo mucho que la naturaleza puede ofrecernos… y de lo importante que es cuidarla.